miércoles, 30 de octubre de 2013

5 años

Siempre ha sido ese el problema, el problema es que nadie entiende que el amor también madura,
ese amor que nos venden en frascos, 
es un breve periodo de tiempo
todo queremos sentir el amor de las entrañas, el que palpita sobre el vientre
el amor que consquillea, el que duele como un piquete, 
el que suda las manos, aquel amor que te sonroja los labios.
el amor que te permite tragarte sus babas,
el amor que te inflama la panza, 
el amor que te irrita la entre pierna, que te hincha los pezones.
ese amor que no puede quedarse así, porque qué hueva
qué puta hueva.

Ese amor que tú y yo conocemos. Ese amor de pendejos, de querer jugar a ser niños para siempre, ese amor de las peticiones y las complacencias, ese amor superfluo de postits en el carro, de flores en la oficina.
No...no...
Nuestro amor ya es otro. Nuestro no es de perro, de mover todos los días el rabo cuando te veo. Nuestro amor es de mover el rabo y de que sepas que es porque te quiero, nuestro amor es de "tengo comezón" y sepas dónde y cómo me gusta que me rasques, nuestro amor es de papel, sí de papel
de "No hay papeeeeel..." y que tú ya estés en la puerta para dármelo. De abrazarnos y besarnos antes de dormir, y al sentir la pesadez del día darnos la espalda y dormir, dormir como la pinche gente no ahí entrelazadas, buscando nuestro espacio. Nuestro amor es de roncar, de tirarnos pedos, de ir  a cagar cuando alguna se está bañando, de bajarle. De lavarme los dientes mientras meas, de mear mientras te lavas los dientes. Nuestro amor es de bañarnos juntas y disfrutar nuestros cuerpos, nuestro amor es de compartir la ropa, porque ya sé que chingo mucho pero somos simétricas y eso, eso me encanta.
Nuestro amor es ya de abrazaste sin que lo digas, de ayudarte sin que lo pidas.
Los expertos y yo misma hemos llegado a  la conclusión de que nuestro amor rutina, esa una mala broma que te hacen los años. Nos han dicho tanto lo que es el amor pero aun sabemos tan poco que a lo nuestro no saben aun como llamarle.
 Dicen que esa rutina es la pezades, es el momento frivolo del amor. Pero no nos hagamos pendejos, hasta el más fiel ha querido alguna vez sentir otro cuerpo, sentir otra carne
el truco está en comprender que no hay más carne que tu carne, que no hay más ronquidos que los tuyos
que no hay más cabellos que tus hermosos cabellos de carbón.
No hay otra como tú, no hay otra como yo...  en parte siempre he sido yo... por querer sentir la frescura del amor nuevo, de pensarnos como al inicio, devotas y frescas, ese es el problema del amor, que queremos que no cambie, no le permitimos que cambien porque vemos su final.
Y quiero que tú seas la misma, y quieres que yo sea la misma
en un juego que aun después de cinco años no sabemos jugar bien
y vamos a ciegas, vamos eternas, pero de la mano.




miércoles, 9 de octubre de 2013

Astro Clestino

Mírala y mírate, cual narciso en la fuente,
mírala como solo tú sabes mirarla.
con tácito asombro, con prudente deseo.
Cae a su pozo de miel, obrera.
Sin detener la labor.

Frota tu cuerpos con el suyo
siente
s
  u
    a
     v
       e
           y
      leeeeentooo
como se serigrafían sus pechos, sus caderas,
como las espaldas de tololoche suenan;
entre la maleza  te descubres simétrica
entre tanto cuerpo te descubres idéntica y hermana.

Empericada en su cuenco.
Se escucha el aliento de la aurora
que sale por su boca, bufando como bestia.
La diestra le atormenta la boca,
mientras la izquierda le acaricia los recuerdos.
Entre ahogos por fin sale, y sale hermoso,
en su miel yaces aferrada, obrera.
Orgullosa de tu trabajo.

Cada quien a su sitio, que el astro es celestino.